sábado, mayo 27, 2006

LITERATURA INFANTIL

OBRAS PUBLICADAS:
"Fantásticas aventuras de una pandilla canaria", "Nuevas aventuras de una pandilla canaria",

OBRAS INÉDITAS
"Misterios en las raíces de los volcanes" y "Vuelo mágico sobre las Islas"


FRAGMENTO DEL CAPÍTULO DE "MISTERIOS EN LAS RAÍCES DE LOS VOLCANES"

HABLANDO CON FANTASMAS EN
EL CORAZÓN DE LA CALDERA DE
TABURIENTE


La mañana recién ha asomado su cara pálida, todavía sin maquillar. Nuestros pandilleros y pandilleras con sus compañeros de clase están con sus mochilas repletas de ilusiones en el Puerto de Tamarán. Medio dormidos aún, hacen cola para entrar en el barco. El corazón lo llevan repleto de alegría contenida.

Entran rápidamente en el barco Volcán de Teneguía que les llevará a la isla de Benahoare. A las siete parten surcando el mar rumbo a su ansiado destino. Éste es un viaje planificado desde el comienzo del curso. Sueñan con muchas aventuras fantásticas que esperan disfrutar en este viaje.
– ¡Qué bien, estoy deseando llegar a nuestra Isla Bonita! ¿Qué sorpresas nos esperarán?–comentó Yanira, nuestra protagonista, entusiasmada.

– ¡Lo vamos a pasar de película, aunque dicen que hay fantasmas en la Caldera de Taburiente!– se exaltó ilusionado, Rubén.
–Allí se cuenta que hay unas gigantescas aves de color negro. Dicen que por las noches se les oye hablar y cantar unas canciones muy raras –intervino Tanausú, siempre muy resabido.
–También cuentan que los volcanes resoplan y gruñen enfadados a los que quieren construir casas cerca de ellos. ¡Muchísimas cosas emocionantes nos esperan en la isla! –declaró Rita saltando de alegría.


Nuestros pandilleros son cuatro, dos niñas y dos niños. Yanira, nuestra protagonista, rubia y la más valiente; Rita, la morena saltaperico, que nunca se está quieta; Rubén, flaquito, pillo y miedica; y Tanausú que es el más llenito, inteligente y artista.
El Volcán de Teneguía iba bastante rápido. Una vez doblaron Las Isletas se les presentó el mar como una enorme autopista. Iban asombrados mirando las montañas y los gigantescos acantilados rocosos de la isla de Tamarán. Se les parecían a descomunales guerreros guanches. Pronto se les asomó, allá a lo lejos, el abuelo Teide: impresionante, majestuoso. Les guiñó un ojo y ellos lo saludaron dando gritos de júbilo. Las gaviotas se posaban sobre ellos, en los hombros, en las cabezas. Les hacían cosquillas por todo el cuerpo. Ya las conocían del viaje anterior. – ¡Ji , ji, ji! –se reía Gaviojiji.
– ¡Ya está bien, no sean pesadas! –se quejaba Rubén.
– ¡Déjalas que les voy a dar ji, ji! –dijo Tanausú sonriendo burlonamente– ¡Ja, ja, no querían, plomitos! –con una caña se dedicó a hacerles cosquillas debajo de las alas y tuvieron que salir volando.
– ¡Hasta luego, ya nos seguiremos viendo!
– ¡Besos a todas, no se vayan, pero por favor no sean tan molestas, a veces se pasan un poquito!–Gaviojiji siguió el resto del viaje incordiando con sus bromas y risas.

Pasaron próximos a la fantástica ciudad de Añazo. Dejaron atrás los míticos bosques encantados de la cordillera de Anaga. En ellos se decía que había unas cabras del tamaño de una vaca que tenían tres cuernos, el del era centro más grande. El Volcán de Teneguía les transportó con tal celeridad que pronto tuvieron a la vista la isla Benahaore. También algunos la llaman “Islacorazón”, porque su forma se asemeja ha dicho órgano corporal. En ese momento y llenos de entusiasmo se toman los polvos de Arminda, la Bruja Coruja, que está llenita, es bondadosa y le gusta ver felices a los chicos y chicas. La pócima les sirve para salir volando y poder ver mejor la isla. Esta capacidad voladora la habían heredado de los hombrescernícalos, sus antepasados.
– ¿Qué es ese mar de nubes? ¿Qué hay debajo? ¡Bajemos a ver qué es! –propuso intrigada Yanira.
–No sé, no sé, ¿y si hay fantasmas? –se preguntó asustado Rubén.

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