"EXTRAÑOS DRAGONES DE TIMANFAYA" Y "MISTERIOS EN LAS RAÍCES DEL VOLCÁN" DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

EN LA SALA DE EXPOSICIONES LOLA MASIEU DE STA BRÍGIDA SE PRESENTÓ EL 23 DE ABRIL A LAS 20 HORAS LOS ÚLTIMOS LIBROS DEL ESCRITOR FÉLIX MARTÍN ARENCIBIA:


PRESENTARON: Rafael Franquelo (coordinador de la sala y escritor), Pedro Socorro (cronista y escritor), Melu Vallejo (presidenta del Grupo Andersen de Literatura Infantil y Juvenil) y amenizó con su arpa el intérprete Armando Santana. La sala se llenó con amantes de la literatura de la Villa de Sta, Brígida y del resto de la isla.


Los libros presentados son “EXTRAÑOS DRAGONES EN TIMANFAYA” Y “MISTERIOS EN LAS RAÍCES DEL VOLCÁN” (REEDICIÓN) DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL EN LOS QUE SE NARRAN LAS AVENTURAS DE LA PANDILLA JERIBILLA DENTRO DE LA COLECCIÓN LAURISILVA DE ANROART EDICIONES.

AÑADO LA PRESENTACIÓN DE PEDRO SOCORRO:


EXTRAÑOS DRAGONES EN TIMANFAYA



(Viernes, 23 de abril de 2010. Sala Lola Massieu, Sta. Brígida).


Pedro Socorro Santana


Cronista Oficial de la Villa de Santa Brígida


La mañana de domingo que el vecino Félix Martín Arencibia tuvo la deferencia de invitarme a participar en la presentación de su libro Extraños Dragones en Timanfaya, en esta sala de Lola Massieu, incurrí en la debilidad de aceptar sin que mediase por mi parte regateo alguno y sin yo hacer un inventario o repaso de mis posibilidades. Ante su invitación recordé las veces que en el internado de monjas de la Casa del Niño, donde me crié al quedar huérfano, los cuentos que nos relataban por las noches y los consideré, muy a la ligera, respaldo a mis posibilidades. Luego, más tarde, al recordar que nunca tuve un libro de literatura infantil propio, me encontré con una realidad que en buena parte me amilanó mi inicial euforia y buena voluntad.


De todos modos, ¿Qué importancia puede tener lo que vamos a consignar?, porque siempre se ha creído que el autor es la persona más llamada a presentar su obra. Félix Martín Arencibia vino, no obstante, a mi rescate al regalarme hace pocos días su nuevo trabajo que hoy, Día del Libro, presentamos, al tiempo que enviaba a mi correo las críticas de conocidos escritores canarios que han analizado magistralmente todo cuanto sus obras se refiere, pero que apenas repasé, pues si no quería repetirme estaba obligado a discurrir por nuevos senderos. ¿Cuáles?. Era hoy mi dilema.


Pensé que yo, en mi condición de cronista oficial de Santa Brígida, estaba en condiciones de disertar lo mucho que este pueblo ha inspirado a escritores y poetas, como aquel insigne historiador y naturalista Viera y Clavijo, que hospedado en la vieja hacienda de San José de Las Vegas, trasladó a Santa Brígida un soneto que empieza así:


Ved aquí un paraíso sin serpiente


Donde no hay fruta prohibida,


Donde todo árbol es árbol de vida,


Su Adán agricultor, su Eva inocente.


Un paraíso rural que también fue refugio de un niño llamado Benito Pérez Galdós, cuando huyó con su familia, aquel lejano año de 1851, de una epidemia de cólera morbo. Contaba entonces con tan sólo ocho años, pero ya con edad suficiente para atisbar que algo grave estaba ocurriendo en su entorno familiar de la casa del Monte. Y así fue como en sus novelas y en sus episodios brotaría más tarde el apunte lastimoso sobre aquella enfermedad, que si bien dispersa por el conjunto de su obra, constituyen posiblemente el tratamiento más completo sobre esta epidemia realizado por un escritor.


Santa Brígida fue también el lugar que acogió el último aliento de nuestro poeta Alonso Quesada, fallecido en una casa de la plaza de Doña Luisa en una noche de invierno de 1925, cuando concluía esos días, en medio del decaimiento de su enfermedad, Los caminos dispersos, que fue presentado al Premio Nacional de Literatura de ese año. Y aunque su nombre sonó entre los miembros del jurado el premio recayó finalmente en la obra de Alberti.


Y hoy, Félix Martín Arencibia, nuestro poeta local, el de las Verdades verdes desde el palmeral de Satautey, su primer poemario escrito en 1991, se hace niño para escribir un cuento lleno de paisajes, colores, sabores y sonidos que en él han anidado desde siempre, desde que era niño. Porque se ha dicho que en la infancia está la biografía de un hombre. Y porque nunca nos curamos de la infancia y siempre, en cualquier hombre queda algo del niño que fue, como advertía nuestro gran historiador, Francisco Morales Padrón, en su libro Adviento de Adolescencia. Ya el poeta sevillano Luis Cernuda se preguntaba ¿Cuántos siglos caben en las horas de un niño?. Muchos.... Todo individuo tiene horas de niño y desgraciado del que no las tenga, decía Menéndez y Pelayo.


En este libro que he leído, y que nos devuelve el placer de revivir aquellas franjas de vida, no transcurre el tiempo sino pasan muchas cosas. Y es que en los años de la infancia el tiempo no existe ni el futuro, porque todo es presente en el alma de un niño. La familia, la calle y los rincones más bellos de Lanzarote, Los Jameos, la cueva de los miles verdes, el mirador del Río, la Montaña del Infierno, la playa de Los Loros, son los ámbitos para las correrías de la simpática pandilla Jeribilla, compuesta por la creativa y sensible Yanira, el artista Tanausú, Rubén, un poco miedica, nos cuenta el autor, Rita, a la que apodan Saltaperico, porque resulta muy inquieta, y hasta un perro inseparable de nombre Tibicín, un can garafiano capaz de aplaudir de pie con sus dos patas delanteras. Porque los animales forman parte siempre de la familia y de esta pandilla, como los camellos y las cabras lanzaroteñas. Y esos otros habitadores de la naturaleza que integran el particular mundo de los niños: los lagartos, las mariposas, los cangrejos, el guincho, los diablillos voladores que asustan a la enfurecida Yanira en una gruta de Timanfaya, pasando por las toninas, una especie de delfines muy divertidos, y hasta un Dragónlávico que de un soplo, el muy diantre, ocultó la luna.

El libro también tiene su decorado, estremecido de volcanes y playas en torno a vinagreras, aulagas, tabaibas y picón por donde es posible incluso escuchar las tiernas pisadas infantiles. En estos escenarios relatados por Félix discurren intensamente la vida y los juegos de esta pandilla porque jugar se juega mucho, a la cogida o al escondite, porque jugar es el verbo más importante de la infancia, y eso es lo que hacemos los niños cuando somos niños. Y esos juegos son también los que permiten a los pandilleros recorrer esa geografía conejera que delimité al principio y que ellos a veces amplían cuando deciden volar y bailar con las gigantescas mariposas utilizando los polvos mágicos de la Bruja Coruja, y que a mí me recuerda al temor que tuve de niño a la oscuridad.

Félix Martín Arencibia nos muestra, a través de los capítulos de Extraños Dragones en Timanfaya un lenguaje entendible para todos, sencillo y ágil, que es un escritor comprometido con nuestra tierra y nuestras gentes y también con la gente del futuro: esas pequeñas personas en las que depositamos nuestras esperanzas de un mundo mejor y nuestra razón de ser.

Es un libro siempre amigo dispuesto para acompañarnos para siempre porque en Extraños Dragones en Timanfaya se manifiestan valores de especial trascendencia, fundamentales en la adquisición de conocimientos, como el amor al paisaje y a la historia porque Félix es leal a su herencia y es un gran amante y defensor de la naturaleza, de esas verdades verdes que brotan desde su alma con un poderoso latido. Y así, mientras nos recrea la vida, va sacándole destellos del verde vegetal, que a veces llega por el camino de un cuento y otras por el sendero de la poesía.

Además, es un libro muy gratificante de leer porque en él subyace nuestra habla canaria y la de nuestros antepasados aborígenes, una manera de hablar introducida con maestría por el autor, para que los más chinijos se acerquen a la tradición oral y sean capaces de margullar en las frescas aguas verdes en las que es posible ver los llamativos peces de colores, las salemas, las viejas, las palometas, para comerse las papas sancochadas u otro conduto en ese enorme banquete o guatativoa que en ocasiones montaban los familiares de la pandilla, olvidándose de la magua o la añoranza de tener que irse de ese mundo maravilloso que encierra la isla de Erbania, aquel lugar en el que sólo existe el tiempo para jugar.

En definitiva, un gran regalo este nuevo libro que nos brinda Félix Martín Arencibia, a través de la editorial Anroart Ediciones, para que los niños degusten un maravilloso cuento y descubran a un autor ya conocido para los adultos, capaz de envolvernos en cada uno de sus capítulos en una atmósfera idealmente representada por el niño que sigue vibrando en Martín Arencibia; un ámbito donde él vive y sueña. Esperemos, en todo el caso, el dictamen de los más niños, los maravillosos primeros lectores, los lectores más exigentes.

PRÓLOGO DE MELU VALLEJO LEÍDO POR LA PROPIA REDACTORA SOBRE "MISTERIOS EN LAS RAÍCES DE VOLCÁN"

Queridos chicas y chicos:
e refiero, a ustedes, las lectoras y los lectores, que pueden tener entre nueve y noventa años, se dice que todos llevamos un niño dentro. Los prólogos son una puerta por la que los lectores entran a descubrir mundos nuevos y nuevas estrellas. El prólogo es la mano abierta del escritor Félix Martín Arencibia, que invita a hacer un viaje iniciático junto a una pequeña pandilla de niños y niñas que se unen autónomamente y planean un largo viaje en busca de un mundo cercano, soñado y previsto.

De nuevo el autor, Félix, nos sorprende con ese “cochafisco” de realidades y magias. Son los mismos niños de su primer libro: Yanira, Rita, Tanausú, Rubén, “nuestros pandilleros”. Yo creo que son como ustedes, con “cosillas” buenas y “defectillos”. Estudiosos, no tan estudiosos, valientes, miedicas, nobles y pillos. Pero, sobre todo, amigos; lo comparten todo y se ayudan unos a otros. Cuando uno tiene miedo de algo, ahí está el compañero más valiente para darle un “empujoncillo”.

Con estos “pandilleros” descubrimos nuestras islas. Ya sé lo que van a decir: que están descubiertas. Y no estoy de acuerdo con eso. Levantarse por la mañana, ir al colegio, estudiar, los amigos, la familia…Todo eso es lo que se llama “vida cotidiana”. Que se puede hacer distinta, y más divertida, con un poco de imaginación.

Gran Canaria, Tenerife, La Palma… ¿Qué saben ustedes de esas islas cuando se llamaban Tamarán, Achinet, Benahoare? Uno entra en un volcán oscuro lleno de sombras… Pues si a esas sombras se les dan un nombre y una voz, ya tenemos algo diferente de la “vida cotidiana”. Eso “diferente” es lo que nos muestra Félix Martín Arencibia en sus libros. Con estas “Misterios en las raíces del volcán” creo que lo pasarán divertido, conocerán y podrán amar más nuestras Islas Canarias, sus paisajes, su historia… Incluso si hacen una lectura reflexiva les ayudará a respetarse más los chicos y chicas, a ser más justos y pacíficos, a cuidar la naturaleza, a conocer algunas de nuestras lindas palabras del habla canaria….



Melu Vallejo (presidenta de la Asociación Andersen)


PRÓLOGO DE MARÍA JESÚS LOZANO CÁCERES (POETA) DE MISTERIOS EN LAS RAÍCES DEL VOLCÁN

En este segundo libro de aventuras titulado “Nuevas aventuras de una pandilla canaria” los cuatro protagonistas van de la mano de su escritor, Félix Martín Arencibia, de viaje a la isla de Benahoare y se sumergen en un mundo de realidades y fantasías que les permite conocer la “Isla Bonita”.

La Palma es la isla donde los pandilleros con sus compañeros de clase pasan una semana en contacto con la Naturaleza. Acampan en la Caldera de Taburiente, escuchando las voces que salen de entre los riscos, voces de los mahios o espíritus de nuestros antepasados. Toma contacto con Arminda, la Bruja Coruja, quien les da los polvos mágicos que les permiten volar y jugar con las algodonosas nubes en forma de ovejas; además del poder de traspasar la barrera del tiempo, haciendo posible el encuentro con la princesa Acerina Valienteflor, presenciando la lucha entre sus dos enamorados: Tanausú Vacaguaré y Mayántigo. Al fin elige Acerina, se celebra una fiesta nupcial o beñesmén y luego la vuelta al presente.

Practican el senderismo subiendo hasta las cumbres que rodean la Caldera de Taburiente, entre pinos y laurisilva. El paseo aéreo sobre la Islacorazón y la danza mágica sobre el bosque de los Tilos. La forma de orientarse, buscando el norte en los troncos de los árboles llenos de verde musgo, hacen de este libro un documento con clara finalidad educativa, donde Félix Martín nos muestra una isla llena de vegetación, nacientes de agua fresca, bocas de volcanes o cráteres por donde, de forma mágica se sumergen para conocer el mundo interior de la tierra y encontrarse con seres fantásticos como Tortuga Pétrea, una enorme piedra gomosa que se mueve y les permite subir sobre su lomo; o Lagartinón Gigantón, con sus numerosas colas, donde se suben nuestros pandilleros y experimentan el placer de una montaña rusa debido a los movimientos en forma de olas.

Son abundantes las personificaciones: espantosos pájaros negros, hombresbuitres, hombrescernícalos las ranas de los tabucos cantando canciones de amor, la alpispa grande que les aconseja no hacer daño a la Naturaleza; los mahios en la cueva resguardándose de Magec para no derretirse, etc.

Félix Martín Arencibia nos hace cabalgar a lomos de páginas a los diferentes paisajes de la Islacorazón y experimentar cada día nuevas y divertidas aventuras, donde la amistad, el compañerismo y el amor a la Naturaleza se entremezclan. El autor es además poeta, apreciándose en sus descripciones del paisaje plagadas de metáforas.

“Las hojas de las ñameras, enormes orejas verdes, parecen una manada de elefantes pastando en medio de los sombríos barranquillos”. Además, trata de inculcarnos el amor y el conocimiento de nuestra tierra, mantener vivo el vocabulario que forma parte de nuestra idiosincrasia, palabras como: margullar, sopladera, magua, cochafisco y expresiones como al golpito que aún se oyen en boca de nuestros mayores, forman parte de este libro de cuentos que trata mantener, en todo momento, nuestra identidad canaria.

Una vez más, Félix Martín, como buen docente que es, ha sabido llegar hasta los niños y trata de inculcar en ellos el hábito por la lectura, despertando la inquietud de un mejor conocimiento relacionado con nuestro Archipiélago Canario. Todo ello hace de este libro un claro valor educativo que recomiendo a todos los escolares de nuestros colegios.

Mª Jesús Lozano Cáceres (escritora)