DESDE EL GUINIGUADA
LA CRISIS EN UN MUNDO FELIZ
Félix M. Arencibia
La mañana veraniega va creciendo entre voces lejanas de televisiones solitarias y ruidos de máquinas que agitadamente reparan en la calle. Ahora todos a irnos de vacaciones a la vez; todos a ponernos morenitos; todos juntitos a salir de viaje: a remotos lugares o a los más cercanos si tenemos poco dinero… ¡Consumiendo, consumiendo! Si no podemos viajar iremos a la playa, al campo, a las cumbres… ¡Consumiendo, consumiendo! También podemos quedarnos en casa viendo películas alquiladas, pues siempre nos repiten las mismas, viendo la televisión con sus correspondientes anuncios, bebiendo coca-cola, comiendo papas fritas en bolsas… ¡Consumiendo, consumiendo! ¿Y la crisis? –pregunta una voz cavernosa. ¿Eso qué es? –le responde otra con extrañeza. Sí, sucede cuando se pone todo más caro, los sueldos bajan en vez de subir y el paro se multiplica ¡Ah, algo he oído hablar de ello! ¡Bueno, pero eso le sucede a otros no a nosotros! ¡Consumiendo, consumiendo! Ahora se informa incluso que nuevos millones de personas pasan hambre. ¡Eso son cosas de la televisión, los periódicos y las radios! ¡Es verdad, son unos exagerados! ¡Siempre consumiendo, consumiendo! ¡No llego a fin de mes, estoy parado! ¡Yo tengo hambre, mucha hambre! ¡Consumiendo, consumiendo! ¡Nunca pares de consumiiir! Doramas Martín se despierta sudando y todavía temblando con la horrible pesadilla que ha tenido. Le ha evocado el argumento de la obra “Un mundo feliz” del escritor Aldous Huxley. Escribe un correo para compartir con un ex alumno inglés de madre canaria. Hola Guayasen: Seguro que habrás progresado en tus estudios ahí en la capital británica. Te quería comentar la obra literaria “Un mundo feliz”. En ella se nos dibuja un mundo supuestamente paradisiaco en el que la libertad está reducida a la nada, condicionada principalmente por las ideas codiciosas de una élite que pone el consumo como el más alto de los valores. Los ciudadanos esclavos son procreados “in vitro” en una cadena de montaje. Se trata de construir un mundo en el que se persigue eliminar cualquier contratiempo, donde todo está planificado y previsto. Se pretende suprimir cualquier sentimiento y todo lo que produzca dolor. La eficacia y el consumo están en la cúspide de sus aspiraciones. Guayasen, todo a costa, de algo tan fundamental para el ser humano como es el libre albedrío. De alguna manera representa el ideal del nazismo y de ciertos tipos de comunismos autoritarios. Pero sobre todo señala y apunta a esta sociedad consumista actual, en la que se va haciendo realidad las predicciones expuestas en “El mundo feliz” de Aldous Huxley. Ésta sin dejar de ser una obra literaria escrita en clave de metáfora irónica mordiente. Bueno Guayasen, te dejo con estos versos de nuestro Agustín Millares Sall: A mi aire, / sólo a mi aire. / ¡Dejadme solo, a mi aire! http://doramas1924.blogspot.com/