jueves, marzo 26, 2009

RELATO QUE PUEDE SER VERDAD


El argumento de esta ficción se da mucho en la vida diaria. Hay personas que causan gran dolor a otras cuando si fueran más conscientes y menos egoístas se los ahorrararían.
LA AZAROSA VIDA DE MERCEDES SUFRIDORA

Tomaba despacito el café en la barra del bar Los Ángeles. La tristeza navega en sus inmensos ojos. Se llama Mercedes Sufridora, tiene 33 años, es morena, de pelo corto y viste unos pantalones negros que encubren sus curvas. Deja el café a medias, saca el móvil y marca un número. Al otro lado la voz de su madre preocupada:
- ¿Qué te pasa niña? ¡Otra vez! ¡Ya me llamaste anoche! – estaba ya un poco cansada.
- ¡No mamá es que anoche no pude dormir…!
- ¡No es ninguna novedad!
- ¡No es que te iba a contar que…!

Otra vez el mismo rollo de siempre. Desde que se separó de Pablito Picaflor hace un año, éste, con sus recuerdos le arañaba el estómago, le lobotomizaba las sienes, le estrujaba el pecho… Cuando su ex la había engañado ya tres veces con diferentes vecinas de portal, a la cuarta ya no pudo más y pidió el divorci, aunque se arrodillara y jurase por su madre como en anteriores ocasiones. Sin embargo el susodicho le seguía revoloteándole en la cabeza. ¡Lo había querido tanto! ¡Creía que todavía quería a aquel sinvergüenza que tanto daño le había hecho! La falta de alegría le había llevado a dejar el placer secreto de un viejo consolador que le había dejado su madre. Recuerda que después que dejó de hacerlo con Pablo, hacía ya más de tres años, se refugiaba en la soledad del baño y lo hacía muy lentamente, a su ritmo, disfrutándolo. No cómo Pablito que siempre andaba con prisas, ¡quizás para ir a tirarse a la vecina de turno! No sabía cómo se las arreglaba para que no se enteraran sus parejas.


Su hija Nayra de tres años era lo que más quería en el mundo, lo que la sostenía. Tenía que hacer un esfuerzo cada día por ella. Por ella se levantaba a pesar del cansancio de mujer apaleada, aunque él nunca se atrevió a ponerle físicamente la mano encima.

Dejó la conversación con su madre, guardó el móvil y siguió tomándose el café que dejó a medias y que ahora se encontraba completamente frío. Cuando terminó pagó a Manolín Pelonieve y salió por la puerta con la cabeza gacha. Mientras, pensaba que llevaba ya un año de separada y que no podía seguir así, por su hija, por la lata que le daba a su madre, por su salud… Entonces tomó una decisión definitiva: No seguiría sufriendo por el merluzo de Pablito. No lo merecía el machista abusador. ¡No era más que un verdadero chaflameja!

Mercedes Liberada volvería a leer las obras de Galdós, a Juan Rulfo, García Márquez y las novelas de suspense que tanto le gustaban. ¡Ah, y sobre todo se compraría un nuevo consolador!


FÉLIX MARTÍN ARENCIBIA

8 comentarios:

  1. Félix,esta bien de sufrimientos...como dices tu guarda ese consolador y que ponga otro nuevo.

    ResponderEliminar
  2. Mi enhorabuena,pues tu blog se encuentra entre los Iluminados de Radio Blog.

    Haciendo :PATRIA CANARIA.

    ResponderEliminar
  3. De acuerdo con Chopingo.

    ResponderEliminar
  4. GRACIAS DORTA Y MINGO

    HAY QUE TIRAR PALANTE CON LA VIDA
    ECHARLE CORAJE, HUMOR, PLACER

    SALUD
    FÉLIX

    ResponderEliminar
  5. GRACIAS DORTA Y MINGO

    HAY QUE TIRAR PALANTE CON LA VIDA
    ECHARLE CORAJE, HUMOR, PLACER

    SALUD
    FÉLIX

    ResponderEliminar
  6. Rosario Valcárcel4:06 p. m.

    Fantástico Felix. Al final parece que Merceditas se recupera de su melancolía, ya se sabe que un consolador no es lo mismo.
    ¿pero quien sabe?

    ResponderEliminar
  7. rosario valcarcel4:08 p. m.

    Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  8. GRACIAS ROSARIO POR ECHARLE UN VISTAZO AL BLOG
    EL CONSOLADOR LA LECTURA TODO AYUDA MENOS AGUANTAR A UN ABUSADOR
    SALUD
    FÉLIX

    ResponderEliminar