Quedan ustedes, amigas-os con esta narrativa dicotómica:
LAS MUCHACHAS SE BESAN, LOS MUCHACHOS HABLAN DE FÚTBOL
LAS MUCHACHAS SE BESAN, LOS MUCHACHOS HABLAN DE FÚTBOL
Rosa y Mercedes, dos jóvenes que se encuentran, se besan efusivamente. Se sonríen, se cuentan las últimas novedades, sus reveses y problemas más íntimos.
–¡Qué guapa! ¿Y ese peinado nuevo? ¡Huy, que me temo lo mejor! –Se expresa Rosa un tanto animosa.
–¡Ja, ja!, ¡nada, que me aburro de ir por ahí siempre con la misma cara! –le contesta siguiéndole con cierto de humor Mercedes.
–¿Y tu madre cómo anda?
–¡Mal, en la clínica y apenas come! ¿Y tú matrimonio?
–¡Fatal, cada vez Rafa está más en el pasado! La agresividad ante la impotencia parece ser su única salida. Tengo la esperanza que se instale en la realidad presente de que él no es el dueño de mi vida. De que el mundo está cambiando.
–¡Mal, camino, chica, hay que salir de ese desfiladero! ¡Hay que emprender un nuevo vuelo hacia la libertad e incluso un cambio de nido y…!, ¡Je, je, ya tú sabes a qué me refiero!
–Hija no sé cómo tienes ganas de bromear. No estoy para nuevas aventuras amatorias.
–¡Qué el maldito machismo no nos secuestre la alegría? ¡Jo, jo! La alegría y el humor son la manera, Mercedes, de ganar esta guerra que nos ha tocado sufrir.
–Puede que tengas razón, Rosa. ¡Es posible que si perdemos la alegría malogremos casi todo! –una ligera sonrisa asomó a sus labios un tanto descoloridos aún.
Entretanto, al lado y en torno a dos vasos se encontraban Pepe y Paco. ¿A qué no adivinan de qué hablan? Claro, de fútbol, de su Madrid y Barcelona, de su UD conversan cada vez algo más, pues anda con problemas en la segunda división. ¡Ya quisieran ellos que estuviera en primera!
–¡Vaya gol se marcó el Messi! ¡Genial! –exclamó Pepe.
–¡El Madrid me trae por la calle de la amargura! ¡Eliminado de la copa y ahora de la Champion! –le contestó su compañero de copas, Paco.
–Chico, ¡je, je! ¡Apúntate a los equipos ganadores como el culé!¡Bueno, yo tampoco estoy del todo contento, pues la UD no hay manera de salga del pozo! ¡Un paso para adelante, dos para atrás! ¡Ja, ja, cómo la yenka! –entonado por el ron.
–¡Sí, pa…re…ce que la mi-ró un gato tuerto, ji, ji! –se contagia de Pepe, de su euforia y ya hasta tartamudea bajo los efluvios del alcohol.
Así se les escapaba el tiempo, a ambos compañeros de barra, con poco más de un monotema. Al final terminaban medio llorando, saltándoseles una lagrimilla pegajosa y hasta, créanlo, dándose un abrazo. Luego, saliendo apoyándose uno en el otro con los brazos echados por encima.
¡Benditas las mujeres! ¡Tienen menos miedo de expresar sus debilidades y sus sentimientos en general! ¡Infortunados los hombres! Se refugian en el fútbol y la bebida para no enfrentar de alguna manera sus problemas. ¡Tienen que mostrarse siempre fuertes y triunfadores! Su educación y su rol machista les ha hecho cobardes, mientras que buscan aparentar ser lo contrario: hombres duros que nunca lloran ni siente miedo ni ninguna otra debilidad. Aunque sea a costa, como decíamos, de narcotizarse con la bebida. ¡Mientras, por desgracia, las mujeres corren peligro ante la impotencia machista que se encarna en el monstruo de la violencia machista!
Félix Martín Arencibia