lunes, diciembre 20, 2010

EXTRAÑOS DRAGONES DE TIMANFAYA

Aquí les ofrezco el comienzo de mi libro dirigido a niños, jóvenes y de cualquier edad titulado "Extaños dragones de Timanfaya"


ENIGMÁTICOS MAHIOS

El Puerto de Las Luces parece estar dormido sobre sus aguas negras en las que bailan ya las farolas mortecinas de la ciudad dormida. Son las once de la noche y llegan apresurados los padres y abuelos de Yanira. Ello a pesar de que aún falta más de una hora para que zarpe el Volcán de Timanfaya. Al poco lo hacen las familias de Rita y Rubén en un todoterreno grande. Esta vez los familiares de Tanausú arribaron los últimos.

Mientras aguardaban, la oscuridad de las aguas del puerto se les llenaba de fantasmas. Para espantar sus miedos, se dispusieron a comentar las aventuras que es- peraban disfrutar en la Isla de los Volcanes, la Titeroy- gatra de lo primeros canarios.

─ ¡He oído decir que existen dragones que se alimentan del fuego que sale del interior de la tierra!─ empezó Yanira.

─ ¡Se cuenta que ha habido volcanes expulsando lava durante años! ─ exclamó Rita entusiasmada.

─ ¡Mi abuelo me dijo que alguien le contó que en la isla había dinosaurios!─ exclamó con cierto miedillo Rubén.

¬─ ¡Ah, no seas exagerado! ─ le contestó Tanausú, para estimularlo un poco ─ ¡Existen también otras cosas lindas! ¡Los Jameos, donde viven unos grandes cangrejos extrañísimos! ¡La misteriosa Cueva de los miles de verdes! ¡El minúsculo y fabuloso Archipiélago Chinijo! ¡Todos los originalísimos y bellos monumentos que creó nuestro artista lanzaroteño César Manrique!... –detalló enteradísimo, casi como siempre.

Habría que recordar una vez más que los cuatro miembros de nuestra Pandilla Jeribilla, que protagonizan todas las aventuras son: Yanira, personaje principal, el alma de la pandilla, que es creativa y sensible; Rubén, es un poco miedica, muy dependiente, pero muy cariñoso y competitivo; su prima Rita, a la que a veces le apodamos Saltaperico, porque resulta muy inquieta y entusiasta y por último Tanausú es el artista, el instruido al que a veces le desquician los excesivos miedos de su amigo Rubén.

Entretanto, los padres de nuestros pandilleros sacaron la tarjeta de embarque y fueron subiendo al barco con el coche. Los abuelos y sus nietos pandilleros subieron por la pasarela.

─ ¡Venga Rubén, no te quedes retrasado!

Se encontraba extasiado, pues sus ojillos saltones se le iban hacia una chica de su edad que subía con un perro en una cajita de colores. Llevaba a Tibicín, el can inseparable que les acompañó en las aventuras de la isla de La Palma.

─ ¡Ya voy abuela, es que estaba mirando ese perro tan bonito que lleva la niña! ─ disimuló mientras se quedaba un poco colorado.

Una vez en el barco, que era muy moderno con cómodos sillones para descansar, siguieron largo rato imaginando lo que iban a encontrar en la isla. Pensaban acampar en la zona próxima a la Playa de los Loros. Mientras, se fueron quedando dormidos. Ya de madrugada Rubén se despertó sobresaltado.

─ ¡Eh, por encima de mí pasó algo, tiene que ser un fantasma! ─ gritó asustado.

─ ¡Otra vez con tus imaginaciones! ¡Es que nunca se te van a quitar tus dichosos miedos!─ se despertó enfadado Tanausú.

─ ¿Qué pasa? ¿Qué pasa?─ se incorporó muy sorprendida Yanira.

─ ¡Nada, sigue durmiendo, Rubén que está otra vez con sus inventos! ¬¬─ le contestó Rita, que ya se había incorporado.

─ ¡No son inventos, es verdad, me pasó por encima de la cara!...

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