viernes, agosto 05, 2011

PASEANDO POR LAS NEGRAS ENTRAÑAS DEL MÁGICO VOLCÁN

Amigos blogueros-as les dejo un fragmento de una aventura del libro de literatura infantil "Vuelo mágico sobre las islas", espero que les guste y si es así lo recomienden para los más jóvenes

PASEANDO POR LAS NEGRAS
         ENTRAÑAS DEL MÁGICO VOLCÁN


Dejaron allí al señor Lagarto cogiendo el sol sobre la pared destartalada, y siguieron avanzando montaña arriba. Ya habían superado la media ladera. Serían aproximadamente las once de la mañana. Las sombras de las sabinas y los acebuches, - que estaban un poco espaciados -, les acompañan y les protegen del rabioso sol.

Sobre la doce y media llegaron a lo más alto. Se sentaron en el cráter del milenario volcán. En éstas que el suelo empieza a sacudirse.

- ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? - se preguntó sorprendida Yanira.

- ¡Esto se mueve!, ¡madre mía yo salgo volando de aquí! - comentó el asustadizo de Rubén.

- Pues yo no he notado nada – respondió Tanausú que se encontraba despistado.

- Yo tampoco - confirmó Rita que había estado observando los pájaros que estaban sobre unos lentiscos cercanos.

Hubo unos instantes de expectación y otra vez el movimiento. Ahora más intenso, parecía un estornudo.

- ¡Perdonen, pero es que tengo catarro! - se oyó al distinguió al fin una voz fuerte y cavernosa.

- ¡Por favor, quién habla, no veo a nadie! - Yanira, estaba desesperada.

- Tranquila, niña, que no me como a nadie. Soy Lentiscón, el volcán que están pisando.

- ¡Uy, esto no me gusta nada! ¡Socorro! - gritó Rubén, que había salido corriendo velozmente del cráter, escondiéndose tras unos matorrales.

- ¡No digas bobadas, no ves que es este volcán anciano el que está hablando! - le amonestó Tanausú.

- Sí, no se preocupen, les invito a pasear por mi interior.

- ¡Sí, qué bien, tendrá que ser fabuloso! - exclamó entusiasmada Rita.

De repente, el volcán, abrió una parte de su boca-cráter. Por allí se introdujeron nuestros amigos. Al principio no veían nada. Rubén se agarraba como una lapa a su amigo Tanausú. Este último encendió una linterna que llevaba guardada en su mochila. Se sentían impresionados, pero siguieron avanzan...

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