MAS VALE ESTAR BIEN ACOMPAÑADO QUE SOLO
Sonia, la camarera, se mueve de un lado para otro. Sirve copas, vende helados, prepara perros calientes. Los reparte moviéndose con agilidad entre las mesas y los clientes. Trata de andar cada vez más deprisa intentando acallar su voz interior y narcotizar su tristeza. Su capacidad de amar se le ha ido atrofiando a base de tanta decepción.
No ha dado con el hombre que soñaba. Por ahí andan sueltos muchos machangos y pinochos compulsivos, piensa. Quizás un tal Bruno, que le pareció un poco cursi, verdaderamente la quería. Lo rechazó porque le pareció algo al ñoño y sensible. Quería hombres duros como su padre. Prefirió a los rebenques y bandidos que luego la engañaron, despreciaron y abandonaron.
Actualmente sabe algo más lo que quiere. No busca con tanto ahínco. Recuerda el viejo dicho: <
Sonia ahora continúa moviéndose con más sosiego entre las mesas y los clientes. Va despachando a la vez un esbozo de sonrisa esperanzado e incluso algo pícaro.
©️Félix Martín Arencibia
No hay comentarios:
Publicar un comentario