CAMINO ANHELADO
Arcoíris que engalana la mañana. La furgoneta avanza algo perezosa sobre la carretera. Familia: tres niños y dos adultos. Kilómetros. Idea cuasi clavada: final anhelado. Magec encima, fogoso. Más carretera. Árboles los escoltan cobijándolos bajo sombras placenteras. Canciones infantiles a coro. Más kilómetros. Nuevas melodías pegadizas.Allá a lo lejos se adivina un punto. ¿El destino? Un poco más. No es !Nos hemos equivocado, carajo! A empezar de nuevo. ¡Qué pena! Descansemos aquí. ¡Eh, es un maravilloso lugar! Quedémonos. ¡Sííí! Quizás, amigos, lo importante no sea el destino sino la senda.
Félix Martín Arencibia
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