MI NOMBRE ES FÉLIX MARTÍN ARENCIBIA. AMIGOS-AS EN ESTE BLOG COLOCO MIS CREACIONES LITERARIAS, MIS OBRAS PUBLICADAS, LOS ACTOS EN LOS QUE PARTICIPO, DE OTROS CREADORES Y DIVERSOS ACONTECIMIENTOS SOLIDARIOS.
ESPERO AMIGOS-AS QUE LES APORTE ALGO INTERESANTE PARA SUS VIDAS.
Nos enseñas desde tu vista de pájaro la hermosura del más intenso azul. La fachada del Gabinete Literario con diseño de palacio encantado. La añeja barriada de Vegueta...
Siglos
han discurrido por arroyos de los tiempos. Desde aquel Renacimiento amalgamaste ya el mestizaje de la cultura primigenia canaria y europea.
Concebiste obras maestras como Comedia del Recibimiento. Nos sigues sorprendiendo al redactarla en parte en lengua aborigen. El Templo Militante y tus versos esdrújulos te regalaron cierta fama entre los Lope, Góngora, Cervantes…
Tu casa fue fuente fresca fructífera de tertulia con tus coetáneos.
Félix Martín Arencibia Agosto 2018 Celajes paisajes
"Milagro de naturaleza" Flor de cacto nacida de chistera peluda y algo esperpéntica. Presumes de los más delicados colores que la belleza puede pincelar. Diseño geométrico tan singular que quizás con con ningún otro podrá coincidir.
La guía, de tez morena, lleva ojeras no pintadas de cansancio de trabajos de más de diez horas. Quizás también de alguna juerga, de algún disfrutado placer conseguido entre las sombras nocturnas de un coche resguardando su pudor. Sólo ella conoce la verdadera razón. Suyo es el secreto de algún amor no correspondido. De sus primeras decepciones, de los primeros besos furtivos traicionados. Todos estarán ahí sombreando sus bellos y tristes ojos del color de la castaña de la sierra. ¡No los compartas con nadie, niña! ¡Son tus secretos!
¡Hola, Juan Ramón! Hoy he estado en tu querida Moguer. Visualicé con placer la silueta sencilla y afilada de su iglesia. ¿Si tus calles albeadas de nostálgicos recuerdos hablaran? ¿Si tus paredes pinceladas con tus emociones oyeran? Contarían, estoy casi seguro, los anhelos azules de tu infancia. Tus sueños imaginados en un tanto verderosas. Puede que también nos describieran con cierto detalle, algo morboso, las primeras flores rojas y espinas negras del rosal de tus amores secretos. O quizás las primeras palabras garabateadas sobre las paredes de tus emociones. ¡Cuánto oyeron! ¡Cuánto hablarían! ¡Perdona maestro, puede que exagere un poco! ¡A veces soy como ustedes, los andaluces, un tanto excesivo!
Salpican chisporroteos sobre luces que mantienen esperanza de futuros ciertos. Sombras, fuegos, celajes. Nos escriben versos de incendios que quedaron en solo promesas. Cesare Pavese y sus relatos calentados en hogueras.
“Una delicada rama” Se pincela sobre últimas luces que aún mantienen las brasas de un amor que fue pero que ya no es. Neruda y sus veinte poemas de amor y…
Riscales grisnegros de Tejeda. Bajo azul de ensueño de islas. Alumbrando Roque Nublo orgullo de nuestros ancestros. Reflejando sus sueños de libertad. Alfredo Kraus cantando sus beldades.
Félix Martín Arencibia Agosto 2018 Celajes de islas
“Pirámide Teide” Sombras Enac y fuego dorado perfilan noche. Pronto instalará en alegría que quizás nunca se vaya. Viera y Clavijo compartiendo prosa corazón entre islas.
Félix Martín Arencibia Agosto 2018 Celajes de islas
Y SE LOS TRAGÓ... El Espectador observaba a la pareja que andaba agarrada de la mano. Ella con una melena, un tanto parecida a una cascada que se deslizaba amoldándose a su espalda. Él tenía un cuerpo macizo y corto, como un tronco de drago y con un cuello algo desproporcionado y pelo más bien rizado. Compartían seguramente proyectos, sentimientos, quizás algún hijo y de vez en cuando alguna que otra pelea motivadora para convulsionar sus cuerpos en los latidos epilépticos del deseo. Se aproximaron al agua lentamente, caminaron y caminaron mar adentro sin mirar hacia atrás. Poco a poco desaparecieron tragados, aparentemente contentos y risueños, por el océano portando todo lo que compartían. Poco antes de sumergirse se habían girado y le hicieron un corte de mangas a los cotillas. ¡Serán caraduras los muy descaraos! ¿Qué harán ahora en las profundidades submarinas esos chalaos? ¿Seguirían agitando sus cuerpos mojados en la pasión y el desenfreno febril? ¿Habrán engendrado los inconscientes nuevos hijos? ─ se hizo todas estas preguntas, un tanto intrigado. El Espectador realizó una última mirada hacia el mar. Mientras continuó tumbado en su vieja hamaca, con aparente tranquilidad. Luego, retornó a leer tranquilamente un libro ciencia-ficción de Julio Verne que le tenía atrapado. Al menos, su argumento le parecía menos desatinado que la conducta de aquellos capullos. Félix Martín Arencibia Agosto 2018 Espectador expectante