¡HOLA, JUAN RAMÓN!
¡Hola, Juan Ramón! Hoy he estado en tu querida Moguer. Visualicé con placer la silueta sencilla y afilada de su iglesia. ¿Si tus calles albeadas de nostálgicos recuerdos hablaran? ¿Si tus paredes pinceladas con tus emociones oyeran? Contarían, estoy casi seguro, los anhelos azules de tu infancia. Tus sueños imaginados en un tanto verderosas. Puede que también nos describieran con cierto detalle, algo morboso, las primeras flores rojas y espinas negras del rosal de tus amores secretos. O quizás las primeras palabras garabateadas sobre las paredes de tus emociones.
¡Cuánto oyeron! ¡Cuánto hablarían! ¡Perdona maestro, puede que exagere un poco! ¡A veces soy como ustedes, los andaluces, un tanto excesivo!
Félix Martín Arencibia
Huelva 2008
Relatos viajeros
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