BOSSI, EL ENANO GIGANTE
Bossi sufre, está triste. Piensa que la Naturaleza le ha maltratado. ¡No seas desagradecido! –le recrimina una vocecita interior. Es y se siente pequeño. ¡La hormiguita atómica! –le llamaban sus amigos. ¡Simpáticos los niños!, comenta solito en la cama.
Cada vez se siente más pequeño. Se cree un garbancito como el del cuento. Una vaca gigantesca se le acerca. ¡Está perdido! ¡No se salvará! ¡Corre! Más deprisa, más deprisa. ¡No puede más! ¡Se lo tragará!
Se despierta sudando lleno de miedo, temblando, con los ojos a punto de salírseles de las órbitas. Mira a través de los cristales de la ventana. Queda embebido con el campo recién pintado de primavera y eso le va animando. Ya más tranquilo se pone a leer los titulares de los periódicos. ¡Bossi ha sido el héroe del partido! Esto le hace crecer en estatura ¡Gigantesca la hormiga atómica! Crece aún más.
Al salir de su casa para ir al partido se despide de su madre con un beso. ¡Te cuidadito Bos no te des en la cabeza con la puerta al salir! ¡Vale, mama! Llega al estadio tres horas antes del partido. Se mete en el vestuario solo. Le surge de nuevo el miedo. Va encogiéndose. Se convierte nuevamente en una hormiga.
Llegan sus compañeros de equipo. Apenas le ven de tan pequeñito que se ha hecho. ¡Eh, anímate, hormiga atómica! –le dice Leoncio Africano. No le hace ninguna gracia la broma del mono ese, a pesar de que era su mejor amigo. (continuará)
Bossi sufre, está triste. Piensa que la Naturaleza le ha maltratado. ¡No seas desagradecido! –le recrimina una vocecita interior. Es y se siente pequeño. ¡La hormiguita atómica! –le llamaban sus amigos. ¡Simpáticos los niños!, comenta solito en la cama.
Cada vez se siente más pequeño. Se cree un garbancito como el del cuento. Una vaca gigantesca se le acerca. ¡Está perdido! ¡No se salvará! ¡Corre! Más deprisa, más deprisa. ¡No puede más! ¡Se lo tragará!
Se despierta sudando lleno de miedo, temblando, con los ojos a punto de salírseles de las órbitas. Mira a través de los cristales de la ventana. Queda embebido con el campo recién pintado de primavera y eso le va animando. Ya más tranquilo se pone a leer los titulares de los periódicos. ¡Bossi ha sido el héroe del partido! Esto le hace crecer en estatura ¡Gigantesca la hormiga atómica! Crece aún más.
Al salir de su casa para ir al partido se despide de su madre con un beso. ¡Te cuidadito Bos no te des en la cabeza con la puerta al salir! ¡Vale, mama! Llega al estadio tres horas antes del partido. Se mete en el vestuario solo. Le surge de nuevo el miedo. Va encogiéndose. Se convierte nuevamente en una hormiga.
Llegan sus compañeros de equipo. Apenas le ven de tan pequeñito que se ha hecho. ¡Eh, anímate, hormiga atómica! –le dice Leoncio Africano. No le hace ninguna gracia la broma del mono ese, a pesar de que era su mejor amigo. (continuará)
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