Para los más jóvenes de los seguidores del blog les pongo parte de una aventura de la Pandilla Jeribilla (chicos-as entre 9-12 años) del libro "Extraños dragones de Timanfaya" que trata de un viaje fantástico por la isla de Lanzarote en Canarias.
PIRATAS BERBERISCOS BAJO LA IMPENETRABLE CALIMA
Luego siguieron caminando por el puente que les llevaba al castillo. Era una noche oscura, sin luna. Se oía el choque del agua contra los muros. La marea se encontraba casi llena y no como cuando estuvieron por la tarde, que estaba vacía. El mar se mostraba más furioso y parecía que quería arrastrar al castillo hacia la orilla. Se encontraban asustados; pero su curiosidad y el deseo de tener nuevas y emocionantes aventuras, les impulsaba hacia los muros de la fortaleza. Tibicín, el perro garafiano, ladraba a la rugiente mar. Cuando llegaron ya se encontraba allí el diablillo Timanfaya a lo alto del castillo. Les hizo señas para que entraran. Como habían tomado los polvitos de la Bruja Coruja, la bruja buena, no hicieron sino tocar la puerta y se abrió.
─ ¡Venga, vamos a entrar rápido, antes de que el castillo se llene de agua! ─ les dijo Yanira decidida.
─ ¡Yo no entro, ahí tiene que haber mahios! ─ le respondió acongojado Rubén.
¬─ ¡No, chico, esto es un castillo antiguo y aquí no hay fantasmas! ─ le animó Tanausú ¬─ ¡Lo construyó el ingeniero Torriani, para defendernos de los piratas!
Al entrar se dieron cuenta que habían atravesado el túnel del tiempo y regresado al pasado. La fortaleza estaba llena de jóvenes y adultos campesinos que iban de un lado a otro nerviosos. Era un día de calima, una cortina de polvo africano lo tapaba todo, apenas se veía más allá de unos pocos metros. A pesar de ello, observaron varias sombras, que los habitantes de Titeroygatra sospechaban que serían barcos piratas. ¿Podrían ser los terribles piratas ingleses o franceses como John Hawkins, Drake, Blake, François Le Clerc… o los no menos feroces piratas berberiscos? Los navíos se acercaban muy lentamente, las milicias canarias estaban preparadas, cada uno estaba en su puesto. La mayoría ocupaban la parte alta, junto a los viejos cañones. Nuestros amigos se quedaron parados en el medio del patio, un poco sorprendidos ante aquella situación imprevista... (CONTINUARÁ)
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